El miedo a ser reseñado

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. Todo artista desea que su obra guste a todo el mundo y eso es un gran error, no podemos gustar a todos pues somos distintos en cuanto a gustos, aficiones, pensamiento y comportamiento. Eso no significa que una obra sea mala sino que simplemente no llega a todo el que la lee. Los grandes clásicos de la literatura no gustan a todo el mundo y todos tenemos nuestra lista particular de rechazos. No por ello dejan de ser obras maestras. Seguir leyendo

La poesía y el semáforo

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No hay tiempo para más, la poesía debe durar lo que el cambio de luz de un semáforo en la calle. Por lo tanto, escribe un poema y luego limpia, higieniza, depura, no te repitas, que todo quepa en un poemínimo sin perder de vista la originalidad. Seguir leyendo

La portera me lo contó

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Watson es un narrador cercano al lector, casi lo más cercano que se puede sin convertirse en el propio protagonista. Y además permite compartir esa cercanía sin el engolamiento que produciría hablar demasiado de uno mismo. Sherlock de por sí es un poco ególatra, o al menos da esa impresión, pues siempre lo sabe todo. Si él contase su propia historia, al lector le resultaría demasiado presuntuoso. Seguir leyendo

¿Cómo es una novela?

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Una novela siempre debe comenzar con un planteamiento que ajuste al lector, en donde se centren paisajes, personajes y las primeras situaciones. Esto se puede hacer de varias formas y en disparejas voces narrativas; a través de diálogos o a través de disertaciones del narrador; se puede empezar con hechos del pasado o del futuro; y lo más importante, se debe hacer de forma amena para atrapar la atención del lector. Seguir leyendo

¿Es tu historia vendible?

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No vas a escribir para ti mismo. Tu público te espera ansioso, pero antes deberás pasar uno o dos filtros más exigentes aún que esas masas enfervorecidas que en tu imaginación forman colas para que les firmes tu primer best seller: el agente y el editor. ¿Qué quiero decir con todo esto? Que más te vale que lo que vayas a escribir sea del agrado de un buen sector del público, o tu manuscrito quedará relegado al olvido o abocado a una autopublicación en la que probablemente palmes pasta porque lo que le pasa a tu historia, en realidad, es que carece de interés. No es vendible. Seguir leyendo