Paco Gómez Escribano
Escritor es todo aquel que escribe, esté o no publicado, y trate el género que trate. Conozco a escritores que escriben reseñas, artículos, poemas, relatos, novelas e incluso buenísimas tesis doctorales o brillantes sentencias judiciales. Ahora bien, una cosa es ser buen escritor, y otra buen novelista. A veces las dos cosas coinciden, pero no siempre. Basta echar una ojeada a los estantes de las librerías, abarrotadas de buenísimas y pésimas novelas, mezcladas, compartiendo espacios y anhelos de los más diversos lectores, para comprobar que no es oro todo lo que reluce.
Lo que más nos venden las editoriales son las novelas, de variopintos géneros. Por eso, no es extraño que muchísimos escritores se hayan refugiado en la novela como forma de dar una salida comercial a sus escritos. Pero no son novelistas, porque no saben construirlas.
Una novela siempre debe comenzar con un planteamiento que ajuste al lector, en donde se centren paisajes, personajes y las primeras situaciones. Esto se puede hacer de varias formas y en disparejas voces narrativas; a través de diálogos o a través de disertaciones del narrador; se puede empezar con hechos del pasado o del futuro; y lo más importante, se debe hacer de forma amena para atrapar la atención del lector. En cualquiera de los casos, una vez cubierta la función del planteamiento, este debe servir para trazar un puente que parezca que el lector vaya cruzando sin demasiado esfuerzo. Este puente va desde el principio hasta el nudo, en el que el lector debe aterrizar con una sola inquietud: seguir leyendo. Hasta aquí, deben haber aparecido los personajes principales y secundarios y debe haberse mostrado en mayor o menor medida la trama y las tramas paralelas o subtramas. La narración puede haber sido enriquecida con diálogos, sucesos, una carta, un diario o diversos hechos relevantes acaecidos a los personajes. Llegados al nudo, el novelista debe ir teniendo claro cómo va a ir cerrando las tramas. Hay trucos, aunque no conviene abusar. Por ejemplo, se puede distraer la atención del lector llevándola hacia un punto que nada va a tener que ver con la resolución de la novela, aunque aparentemente parezca lo contrario.
Desde el nudo, el novelista debe trazar otro puente, con más pendiente si cabe, para que el lector haga un viaje vertiginoso hasta el desenlace. En este puente debe haber un giro, que inclinará mucho más la pendiente hacia el desenlace haciendo que la lectura sea mucho más vertiginosa y por tanto amena. El giro es una situación impredecible, algo que el lector no espera y que sin embargo acelerará la lectura. Algunos novelistas emprenden el giro haciendo aparecer otro personaje que será vital para la resolución de la trama.
Cualquier otra estructura no es una novela, será otra cosa, escrita, probablemente, por un escritor genial, pero no por un novelista genial, ni siquiera por un novelista del montón.
El lector de novela es muy exigente, quiere que le cuenten una historia, quiere viajar y convivir con los personajes y las situaciones. Cualquier cosa distinta de esta hace que la novela sea cerrada y abandonada en una estantería para siempre con una promesa: no volver a leer nada de ese autor.
Sería bueno que editoriales y librerías dejaran de colar “con calzador” bajo la etiqueta de “novelas” a escritos que son meras reflexiones, meras divagaciones de, en algunos casos, excelentes escritores, pero que a la vez son pésimos novelistas.
El autor del post
Nace en 1966. Es Ingeniero Técnico Industrial en la rama de Electrónica. Trabaja como profesor de Instalaciones Electrotécnicas y de Sistemas Electrónicos en un instituto y ha impartido cursos de Informática a instituciones públicas y privadas. Escribe novela, relato corto y poesía, disciplinas en las que ha sido premiado en varias ocasiones en diversos certámenes. Sus trabajos se encuentran publicados en diversas antologías. Además es articulista, cronista de eventos literarios y reseñista. Publica gran parte de estos trabajos en su blog (http://blogdelordbyron.blogspot.com/) y en su página de Facebook. También ha escrito en La Gansterera, en Culturamas y en Travelarte. Es parte integrante del grupo musical Rock & Books, que aúna literatura y música en sus actuaciones. Junto a los otros dos miembros del grupo, los escritores Pedro de Paz y Javier Márquez, ha tocado en Madrid, en la Semana Negra de Gijón y en Málaga, dentro de las jornadas “Mejor con un libro”.
Su primera novela, “El círculo alquímico” fue publicada por la Editorial Ledoria en 2010, recibiendo alabanzas de público y crítica. Con “Al otro lado”, encontramos a un novelista consolidado y maduro que viene a mitigar la espera de sus lectores.
Muy claro. Muchas gracias.
Gracias a ti, Aurora. Un abrazo.