Vientos de Alma

Hace unos meses tuve el honor de que un buen amigo, Rafa Pérez, me dedicara su primer libro, un libro de poesías titulado Vientos de Alma. Yo tengo que confesar que no soy lector de poesía. Para eso hay que nacer. A mí siempre me han gustado las aventuras, las historias con trama y personajes intrincados que conviven contigo durante 400 páginas y que luego echas de menos como si formarsen parte de tu familia.

No obstante, es cierto que en alguna época, fundamentalmente en la adolescencia, experimenté con este tipo de literatura, leí algo de Celaya y bastante a Lorca y a Hernández, que eran para mi unos referentes especiales, más que nada por mi simpatía ideológica, o como se quiera llamar.

Al tomar entre mis manos Vientos de Alma lo primero que descubrí, como era lógico, fue su portada, una portada llena de aire, con una montaña verde y un cielo azul de esos que se ven en Sonrisas y Lágrimas. Porque, y luego lo constaté, este autor trata la palabra como pequeñas ráfagas de viento, como movimientos libres que se van adentrando en ti, al principio quizá ingenuamente para luego abrirte en canal.

Su poesía es alegre, delicada, optimista, quizá un poco nostálgica de épocas anteriores, ajenas quizá a la experiencia del autor, muy joven.

En el café de la esquina, una poesía tierna. ¿Quién no ha esperado alguna vez en un café soñando con el momento que se acercaba? Rafa Pérez capta la inocencia de ese encuentro entre amores primerizos, no sabemos si de jóvenes o de adultos, en todo caso de amores primerizos, ingenuos por vivir los primeros embates del amor.

En el café del esquina del recuerdo.

Llegas tarde, como siempre.

El pelo suelto, albortado porla brisa de

Madrid.

Tu sonrisa nerviosa. La mía no acierta a

dibujarse.

Quién no ha estado en un café.

La poesía en las manos de este autor se convierten a veces en pequeñas historias frágiles y llenas de encanto, comno El espíritu del viento, una deliciosa, dulce y amarga narración con su moraleja y todo, tal vez por eso de que el autor es maestro.

Otras son pequeños bocados, imágenes, trazos de un único momento, como en Sonrisa, o historias de amor imposibles, como en Eclipse.

Rafa Pérez, monologista de El Club de la Comedia, maestro como decía, padre, amigo, se nos desvela como un gran poeta y, por lo que atisbo en sus diminutas historias, quizá más adelante en un escritor de novelas frágiles, intimistas, llenas de vida.

Enhorabuena por esta opera prima.

Si queréis conseguir esta obra de arte, podéis poneros en contacto conmigo al correo ezequielteodoro@gmail.com y os indicaré como podéis comprar este libro de poesías, que con toda seguridad os hará sentiros un poco más jóvenes, más frescos, más inocentes… que buena falta hace en este mundo de tantas culpabilidades.