Ezequiel Teodoro
La escritura es un acto divino. Nos constituimos en creadores todopoderosos, que deciden sobre las vidas de otros seres. Sé que es una explicación un tanto manida, pero no por ello menos cierta. Jugamos a ser dioses, que a su vez juegan con personajes, con sus historias, relaciones, deseos, frustraciones y éxitos. ¿Quién no ha fantaseado alguna vez con ejercitar de Dios? Si pudiéramos, ¿le daríamos una colleja al pelota de Fernández?, ¿pondríamos en su sitio al jefe?, ¿nos iríamos a Cancún con la rubia del cuarto?, ¿colmaríamos de regalos a nuestros hijos?, ¿o instauraríamos la paz mundial?
En realidad no es posible, salvo en el marco impoluto de un folio. Un amigo me aseguró una vez que nuestro reino, el de los creadores, no era de este mundo, sino del mundo de la fantasía. Y tenía razón…
Y para empezar a jugar a ser Dios, debemos encontrar la voz apropiada. El primer paso, o quizá no el primero pero sí uno de los más importantes, es saber quién cuenta la historia. De éste dependerán muchas cosas. Sherlock Holmes no hubiera sido el mismo sin un Dr. Watson que nos fuese poniendo al día de lo que investigaba el famoso detective; quizá si nos lo hubiera contado el propio Sherlock, no nos habría gustado, porque hubiera sonado engreído, y si lo hubiese hecho un ser superior que conociera todos los pasos que antes o después daría Sherlock, nos hubiera resultado aburrido, porque nos descubriría demasiado antes de tiempo.
Hay muchos tipos de narradores. Yo me he permitido elegir los cinco más conocidos y clasificarlos de una manera, digamos, personal:
- Dios
- El vouyer
- El chivato
- El prota
- La sombra del prota
De momento os hablaré de Dios. Ser narrador Dios es poseer la capacidad de ver y explicar todo de los personajes: su pasado, su futuro, lo que piensan, lo que buscan, lo que se van a encontrar. No son necesarios muchos conocimientos técnicos para utilizarlo, pues todos hemos jugado con muñecos que hacían lo que nosotros queríamos que hicieran, sin importarnos ninguna norma.
La novela de A. M. Caliani El Secreto de Boca Verde, es un ejemplo de este tipo de narrador. “Aparte de ser impecable tanto en maquetación como en contenido, punto fuerte de Grial eran los documentales de producción propia que acompañaban la publicación en formato DVD. Estos trabajos audiovisuales no solo habían recibido la abrumadora respuesta del público, sino que incluso los críticos más letales se quitaban el sombrero ante su calidad”. El narrador nos habla del éxito de esta revista y sus documentales, algo esencial para comprender más adelante por qué el periodista David Beltrán, protagonista de la novela, será llamado por una empresa francesa para participar en una extraordinaria aventura.
Otro ejemplo muy conocido es el de la novela Crónica de una muerte anunciada, de Gabriel García Márquez. En el propio título ya nos adelanta qué ocurrirá, y el comienzo es igual de esclarecedor: “El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo”. Un Dios que lo ve y lo sabe todo.
El narrador Dios no tiene limitaciones de ningún tipo, se mueve tanto en el espacio como en el tiempo, incluso puede hacer reflexiones sobre lo que está mostrando al lector, casi como un personaje más. Con este narrador se es más libre, pero tiene algunos inconvenientes, como que no nos acerca a los personajes tanto como otros narradores.
Es un narrador excelente para novelas intimistas, en las que los sentimientos y pensamientos de los personajes forman parte fundamental de la trama. Y quizá no es preferible para aventuras, policiaca o novela negra, en las que la falta de información es vital para mantener la atención sobre la historia.
Ezequiel Teodoro
Ezequiel Teodoro nació en Ceuta en 1971. Ha escrito desde muy joven relatos y poesía, encauzando posteriormente sus inquietudes literarias hacia el periodismo, que ejerce desde 1989. Ha publicado la novela El manuscrito de Avicena (Entrelíenas, 2011), de la que ha vendido hasta ahora más de 6.000 ejemplares, y ha publicado relatos en distintas revistas y en dos colecciones: la colección de relatos del Ateneu barcelonés de 2010 y en 666, una colección de relatos de terror de paraiso4.com
Interesante, esperare a que nos expongas los otros narradores. Saludos!
Gracias. Me alegro de que te guste, espero que nuestros post te sirvan. Un saludo.
La voz del narrador es lo uno de los temas que siempre me han gustado, y, además, suelo experimentar con ellas. ¿Consigo resultados? Ni puta idea, pero me lo paso pipa.
Un saludo y espero la siguiente entrega, sois unos cracks!
Gracias Daniel. Me alegra de que te haya gustado, espero entrar más en materia en próximas entregas, te lo prometo.
Gracias Daniel, para nosotros es una fortuna contar con lectores y al mismo tiempo escritores como tú. Espero que todo lo que subamos te sirva para tu trabajo.
¡Hola, Ezequiel! Muy interesante el artículo. Nos ha gustado mucho, y el anterior, el de «prepárate a sufrir», también. Estaremos atentos a ver qué más subes, por ahora nosotros lo compartimos en nuestra web: http://letrasdeencuentro.es/detalles.php?articulos=65&titulo=%BFQuieres%20ser%20Dios?
Gracias por seguirnos y compartir. Para nosotros es un honor aportar nuestra humilde experiencia. Un abrazo.
Hola, a mí me parecen muy interesantes tus artículos. He puesto tu enlace en el foro de elplacerdeescribir.com en donde los demás compañeros lo han acogido muy favorablemente.
Muchas gracias Leandro. Me alegra mucho de que te guste y de que otros miembros de ese foro opinen igual. Animales a suscribirse, en unos días además sortearimos algunos libros.
Hola Ezequiel, estoy empezando en el mundo de la literatura y creo que tu artículo es muy interesante. Pienso que para empezar es más fácil que el narrador sea Dios, así no tienes ninguna limitación a la hora de explicar lo que quieras, te da toda la libertad.
Acabo de comenzar un blog explicando mi breve experiencia como autora, el link es http://alotroladodelasllamas.wordpress.com/ . Está en clave de humor, creo que es un tema tan importante que es mejor que no me ponga demasiado seria.
Felicidades por el artículo, con tu permiso voy a seguir tu blog.
Hola. Me alegra de que te haya gustado. Tienes razón en cuanto a que el narrador Dios es más fácil, pero no siempre es el adecuado para la historia. Depende de lo que quieras contar y cómo. Echaré un vistazo a tu blog. Un saludo.
Excelente articulo Ezequiel,estoy muy agradecido por tu loable colaboracion para los que nos interesa escribir y aprender,,,,gracias
Gracias Roberto. Un grupo de escritores pensamos que sería buena idea aportar lo poco o mucho que hayamos experimentado. Me alegro mucho de que te guste. Espero que podamos seguir aportando buenas experiencias y conocimiento.
Como soy lectora empedernida, pues te entra el gusanillo de escribir, hace mucho que lo he descartado, soy incapaz de reflejar nada en un papel que sea interesante para nadie, salvo para mí, ya que escribo muy a menudo por prescripción facultativa, ya sabes, caracter extrovertido que se traga todo lo que molesta o duele = problemas psicosomaticos, solución «escribir todo lo que se te pase por la cabeza» en fin, que no soy ni seré nunca escritora, os admiro por esa imaginación; os preguntaréis que, entonces que hago aquí, pues nada, leer lo que teneis que contar y pasarmelo bien. Ezequiel, relato muy esclarecedor. Gracias.
Gracias Maite, pero una cosa: nunca descartes escribir. Para escribir da igual la edad, la religión, el sexo, el estado civil, etc… no lo descartes nunca.. Gracias por pasártelo bien con nosotros. Ese es el reconocimiento mayor que podemos tener. Un abrazo.
Hola Ezequiel, me ha encantado el post y trataré de seguirte en la medida que me sea posible.
Quisiera hacer una aportación sobre el tema. Pienso que uno de los errores al utilizar el narrador omnisciente es no ser coherente con él, es decir, si es Dios que todo lo ve y todo lo sabe, entonces es siempre que todo lo ve y todo lo sabe. El problema viene cuando el autor convierte temporalmente a Dios en aprendiz de brujo. Si es Dios no vale que deje de ver o saber cosas, normalmente por motivos de mantener la tensión de la trama o hacer perdurar la intriga. No, tiene que verlo y saberlo todo siempre.
Lo que no vale , como pasa a veces, es que Dios no vea que hay un personaje escondido en la habitación, o no explique hasta el final el motivo del porqué otro personaje se pone a llorar sin motivo aparente, por poner un par de ejemplos tontos. Hacer eso es hacerle trampas al lector, y este se sentirá estafado, y el autor se preguntará el porqué el texto no funciona. Y la respuesta es simple, no funciona porqué no es coherente y por lo tanto no es creíble. O es Dios o no es, y si a ratos se convierte en aprendiz de brujo hay que explicarlo.
Y es que a la ficción se le exige una credibilidad que no existe en la realidad. Para bien o para mal, así es.
Saludos y enhorabuena por esta iniciativa.
Gracias Ferrán, me alegra de que te guste nuestra iniciativa. Realmente tienes razón. Aunque a veces lo que ocurre es que se usa otro narrador, el cuasi omnisciente, o narrador sombra del protagonista, como yo lo llamo, que es Dios pero en parte, sólo ve todo lo que ve un personaje, normalmente el protagonista, y sólo conoce sus pensamientos. Espero que te gusten los próximos consejos.
Siguiendo tu sugerencia, Ezequiel, me he apuntado. Espero disfrutar en este blog y como nunca es tarde…quien sabe… Un abrazo paisano!!!
Hola Amparo, me alegro mucho de que te hayas decidido. Seguro que te ayuda. Y, en cualquier caso, seguro que te lo pasas muy bien. Un abrazo.