Si hay una novela que me hubiera gustado escribir esa es El médico. Noah Gordon, su autor, me cautivó desde la primera página con la historia de Rob Cole, un joven huérfano que posee un extraño don: siente la presencia de la muerte. A quienes gustan de la novela histórica, les apasionará esta obra si aún no la han leído. Ambientada en el siglo XI nos da la oportunidad de conocer la Europa (concretamente Inglaterra) bárbara e ignorante de la época y el Oriente más sabio y abierto a las nuevas corrientes humanísticas y científicas en aquellos momentos.
La leí hace años pero inoculó algo en mí. Me enamoré de la fuerza de su personaje principal, de su lucha incansable por conseguir su sueño, de su bondad y sobre todo de su sed de conocimiento. Anhelaba ser médico. Era pobre y casi podíamos decir que un paleto. Pero consiguió estudiar con el médico más grande que existía por aquellos años (grande incluso siglos después), Ibn Sina, Avicena en su nombre latinizado.
Y ese personaje secundario (en la novela) también me atrapó. Sus ideas de justicia, sus extensos conocimientos, su independencia de quienes le rodeaban, su bondad también. Todo en Avicena me hizo desear haber nacido en la época sólo para haber tenido la oportunidad de conocerle.
Tanta fue mi admiración que luego busqué otros libros relacionados y leí, entre otros, La ruta e Isfahán, una biografía novelada de Avicena escrita por el egipcio Gilbert Sinué, quien se basó en el diario del ayudante de Avicena, El-Jozjani.
Y una cosa llevó a la otra. Al final acabé creando mi propia novela, El manuscrito de Avicena, del que estoy muy orgulloso. No por su calidad, que a unos parecerá mejor y a otros no, sino por el cariño con el que retraté a Avicena, tanto en su juventud como en su vejez. Para mi fue extraordinario poder convivir durante varios meses con él y con dos de sus ayudantes. Fue lo más cercano a haberlos conocido personalmente.
Ahora llega a la pantalla una adaptación de El médico que no me perderé, por supuesto. Espero que cumpla las altas expectativas de la novela.
Y para quienes habéis leído El manuscrito de Avicena, espero que, tanto si leéis El médico como si veis la película, os recuerde aunque sea tímidamente algunas de las páginas de mi primera novela.
Aquí podéis ver el trailer.
¿Te gustó la película, Teodoro? Un saludo
Hola Víctor. No puedo decir que me gustara, tampoco que me disgustara. Me explico, el guión de la película cambia varias cosas del libro y de la realidad histórica, algo con lo que no estoy de acuerdo. Por ejemplo, Avicena no muere de la forma que se indica en la película, tampoco muere en el libro. Han querido deformar el libro para hacer la película más de acción, pero no le hacía falta. Si bien, tengo que decir, que las películas de acción de Hollywood me suelen gustar, y si hablamos puramente de una película de acción, podría decir que me gustó. Por tanto, sensación agridulce.