10 consejos que nadie te dará para escribir una novela (9)

Hace falta más que una máquina para escribir una novela

Hace falta más que una máquina para escribir una novela

¿Cómo escribir una novela? Hemos llegado a la parte central. El lector ya conoce a los personajes, conoce el conflicto y llega un momento muy importante: ¿qué pasará? Y esto ocurre en las novelas más leídas, y también en el resto. Es un momento difícil, diría yo que el más difícil. Debemos mantener la tensión en el lector para que no se aburra. En mi caso, tanto en El manuscrito de Avicena como en Cuaderno negro: complot contra Franco yo trato de mover la historia hacia delante. ¿Y cómo se hace? Creando nuevos obstáculos que hacen que el protagonista se tenga que mover para resolverlos.

Pero existen muchos trucos. Por ejemplo, dejar los capítulos en alto, es decir, mantener un final efectista en cada capítulo que genere nuevas preguntas en el lector, lo que le motivará para seguir leyendo. Hay escritores que piensan que cada capítulo es una unidad que debe empezar y acabar como un día, con su mañana, su tarde y su noche. Sin embargo, los capítulos deben colocarse estratégicamente para mantener la tensión. Yo soy partidario de una curva ascendente, con un comienzo de capítulo poco tenso que vaya aumentando de tensión hasta el final, donde siempre procuro colocar una novedad, un nuevo obstáculo o una sorpresa que quedan sin respuesta.

También se pueden plantear nuevos misterios o adelantar brevemente algún acontecimiento que pasará en las siguientes páginas. Una novela entretiene, enseña, forma, etcétera, pero sobretodo genera curiosidad, plantea interrogantes. Y no hay nada que puede enganchar más en una novela que una pregunta sin contestar, una situación a medias. ¿Qué pasará?, ¿se resolverá?, ¿de qué manera?

Además de jugar con la ubicación de los episodios, en esta parte central debemos incrementar la acción, aumentar el número de problemas y sobre todo intensificar la tensión de los obstáculos que habíamos planteado. Todo ello es lo que mantiene pegado al lector a las páginas del libro.