Aro Sáinz de la Maza
Por mi trabajo como editor/corrector/lector, pasan por mis manos un sinfín de manuscritos. Y lamento decirlo, pero la mayoría son malos, malos de solemnidad. ¿Por qué? Antes de contestar, debo remitirme a los orígenes de mi carrera como escritor, cuando creía que bastaba con volcar en un papel la historia que tenía en la cabeza. Era un adolescente y, aparte de la imaginación, mi único bagaje era leer y leer a todas horas, libros de cualquier género, como un poseso. Entonces, al igual que ahora, no me explicaba la atracción que sentía hacia ese objeto casi mágico que podía hacerme sentir especial por el mero hecho de leerlo, pero sí tuve una certeza: quería traspasar la frontera, y convertirme en Autor, algo, para mí, mayúsculo, único. Y con esa meta, me lancé de cabeza a la aventura. Huelga decir que los batacazos no hicieron sino comenzar. ¿Por qué? Ahora es momento de responder a ambos interrogantes.
Porque no poseía más que mi conocimiento como lector, que es importante —no se puede ser escritor sin ser un devorador de libros—, pero no bastaba para construir una novela. Y esta es la clave del asunto. Una novela no se escribe solo con una buena idea/historia. Hacen falta recursos, técnicas. Y al no poseerlas, me estrellé una y mil veces, al igual que tantos se estrellan hoy como compruebo a diario. Necesitaba dar el paso siguiente, y pasar de ser un lector a transformarme en un “estudiador” de novelas. Así, aprendiendo con cada caída, y aprendiendo a levantarme, empecé a descubrir las razones de los rechazos editoriales, a despiezar novelas y estudiar cómo los autores lograban algo que parecía tan sencillo. Pero no lo era, en absoluto. Una novela es un artefacto que funciona si tiene los mecanismos que la hacen funcionar. Parece de Perogrullo, pero así es. Y si carece de ellos, no es una novela. Ahora, treinta años después, con una veintena de títulos a mis espaldas, me pregunto si no hubiera sido más sencillo acudir a un taller literario. De nuevo, aparece Perogrullo. ¡Pues claro, membrillo! Me hubiera ahorrado toneladas de esfuerzos, tiempo, desilusiones y demás. Sin embargo, también debo decir que de toda esta andadura —lenta y farragosa— obtuve algo muy valioso: experiencia. Y al hacerlo por mí mismo, aprendí de paso a detectar errores como si estuvieran escritos en rojo y cómo enmendarlos casi de forma automática. Sí, mis malas novelas me fueron muy útiles. Me despertaron, y el esfuerzo que me exigieron me ha valido para especializarme en editings. Pero no hubo ningún milagro: simplemente me he dedicado toda la vida a rehacer historias, una y otra vez, y vuelta a empezar. Así, por fin, años después, logré publicar mi primera novela. Y hasta hoy.
Tu camino no tiene por qué ser el mío y, sinceramente, confío en que no sea tan tortuoso. Existen tantos caminos como escritores. Cada uno recorre, y crea, el suyo. Pero si quieres ahorrarte caídas al vacío, busca recursos, elementos para hacer que tu historia funcione, técnicas para lograr seducir a tus lectores al igual que tus autores te han seducido al leerlos. Tener una historia es importante, pero no hace novela. Una novela se construye: y el primer paso es diseñar una estructura. A partir de ahí, adelante. Ya habrás hecho lo más difícil.
Biografía
Aro Sáinz de la Maza (Barcelona, 1959) ha publicado novelas, libros de relatos, de divulgación, novelas infantiles y juveniles, así como varias recopilaciones de cuentos tradicionales. En la actualidad compagina su carrera de escritor con la de editor y corrector. El asesino de La Pedrera es su primera novela negra, y en ella da vida al inspector Milo Malart, del que está preparando la segunda entrega de la serie. Obtuvo la mención especial del jurado del V Premio Internacional RBA de Novela Negra.
Me ha encantado tu artículo. Muchas gracias por recordarnos lo importante de aprender a escribir. Un saludo y mucho éxito en tus proyectos.
Gracias Eduardo, se lo comentaré a Aro.
Que hay muchas novelas malas, lo comparto.
Ahora bien, hoy día, lo más importante para un escritor no es escribir ni saber escribir, sino tener amiguetes en las editoriales, o que tu padre sea alguien.
Rafael
No estoy de acuerdo en absoluto, por muchos amigos que tengas en editoriales, si son editoriales serias no publicarán basura. Otra cosa es que se las autopubliquen ellos mismos.
Gracias por tu opinión.
No he usado el término basura, sino novelas malas. Editoriales de prestigio han publicado, incluso premiado, novelas bastante mediocres, insulsas, simplemente por el gancho, por ejemplo televisivo, de sus autores. Y continúan haciéndolo. No voy a mencionar ni títulos ni autores mas no hace tantos años se montaron algunos escándalos «planetarios» que pronto fueron soterrados por mor de las promociones y ventas del producto.
Digo novelas malas porque sin duda las hay mejores, pero no afortunadas ni pedigüeñas.
Uno comenta desde la experiencia.
¿Que se autopublican novelas pésimas? ¡Claro! ¡Y muchas! Pero ese es otro tema, aledaño, pero distinto.
Suerte…
Gracias por tu opinión Rafael.
Me ha gustado el artículo. A veces uno se cuestiona como es posible que lo que uno ha escrito (tan maravilloso y especial) no llega a gustar, y entonces pasan por la mente cosas como: «no he hecho suficiente publicidad», «no la he publicado en el momento adecuado» (esto refiriéndome a los autopublicados de Amazon, por ejemplo), «no he puesto una buena sinopsis»… pero al final uno acaba aceptando que lo que uno ha escrito no gusta, así, directamente.
Y a veces es duro, pero ayuda a mejorar, por eso siempre son bienvenidas las críticas, siempre que sean constructivas, y a pesar de que duelan (poco o mucho, pero algunas duelen, sí). Seguramente un talles de escritura ayude mucho, no lo dudo, pero con la práctica, aunque sea de forma lenta, también se coge experiencia 😉 La cuestión es que, durante el camino, no nos desmotivemos.
Gracias por el artículo. ¡Un saludo!
Igor Hernández
Gracias Igor, buen comentario.
Buen artículo. Me ha gustado mucho.
Gracias Antonia, se lo comentaré a Aro.
¿Piensas que en un taller literario enseñan a escribir? Me gustaría creerlo, pero tengo mis dudas en vista del resultado obtenido por muchos escritores que dicen haber acudido a alguno. ¿De qué sirven las técnicas literarias cuando falta la base ortotipográfica, gramatical y sintactica? Creo que el problema está en nuestra enseñanza, donde la lengua es una asignatura memorística que se va repitiendo año tras año y no se practica la escritura ni la lectura guiada. Y alguien que ni siquiera tiene conciencia de sus carencias jamás podrá escribir bien.
Por cierto, yo también he escrito una entrada en mi blog sobre el tema, pero se titula Las buenas novelas. Es que me gusta ser optimista. Un saludo, Carmen Martínez Gimeno
¿Malos? Y qué los hace malos? Su manera de redacción de parte de los escritores, digo, de quienes deciden escribir? Tal vez el formato de texto que elije cada uno para dar a conocer quizás la historia de un relato o plasmar una idea en particular? Quizás haya en el mundo «malos escritores» o quizás, mejor dicho, gente que no tiene el conocimiento suficiente en el campo de las letras como para poder decir que redactó un texto de manera «correcta»? Yo diría que a esas personas en vez de denigrarlas por su trabajo habría que guiarlas para que su trabajo quede lo más impecable posible. La verdad es que un texto no puede ser «bueno» o «malo» ya que eso solo queda limitado al criterio de una sola persona o quizás de unos pocos que conforman un grupo especializado en el tratamiento de los textos. Pero su trabajo es justamente ése, tratar los textos (editarlos, corregirlos y evaluarlos) pero jamás denigrarlos, en todo caso se deberían indicar los métodos «indicados» para que dichos textos puedan mejorarse y tengan una estructura adecuada y coherente. Estimado «Señor» con esto tengo la impresión de que en su mente hay cierto absolutismo con respecto al modo de hacer «ciertas cosas», digamos, en este caso, cómo producir un determinado texto en particular de acuerdo a su contenido. En mi opinión (recuérdese que existe el libre albedrío y con ello la libertad de opinar), les diría a cada una de esas personas que escribieron «malas novelas» que a sus novelas les faltan las herramientas adecuadas para que dichos textos tengan la coherencia estructural requerida de acuerdo a las especificaciones preestablecidas por las eminencias literarias y autoridades correspondientes. Me remito nuevamente para remarcar que el tratar de «malo» a un objeto desde la perspectiva individual es el reflejo de un juicio meramente egoísta y efímero, dado que pueden existir tres tipos de lineamientos respeto a lo que denominamos «juicios» o «críticas»: lo «bueno», lo «malo», o lo imparcial. Y ésto implica que, si bien para unos un objeto puede ser «malo», para otros el mismo objeto puede ser «bueno» o, incluso, para otros no puede ser significativo (y ahí es donde muere el absolutismo racional). Mejor que calificar de «malo» un texto es proponer guiar el refinamiento de esos textos para que pasen de ser «malos» a ser «buenos» y motivar con énfasis a un mayor número de escritores (es decir, no matar sus esperanzas ni ideales ni motivaciones, siempre es mejor promover y motivar mucho más que sólo reducirse a la mera crítica de unos pocos). Gracias por su atención.
Senior Equis.
Gracias por tu comentario. Interesante.
Muchas gracias por el post. Creo que lo «clava». Quizá en la escritura los talleres puedan ayudar, pero el camino tiene que ser muy personal, es una búsqueda constante. Hay que beber de muchas fuentes, y tal vez hay que asumir que los resultados vendrán a largo plazo y que para ello, hay muchos momentos de soledad. Gracias de nuevo.
Gracias a ti Lourdes por tu comentario. Se lo transmitiré a Aro.
Se publican miles de novelas. No sé si se leen, pero todas no pueden ser buenas. Es lo que ocurre cuando ha casi desaparecido la labor del editor. La consecuencia inmediata es la intoxicación de títulos en el mercado. Y si la mía es buena, ¿cómo la salvo del montón? Mi blog: libertadesliterarias.blogspot.com Trato de buscar la minoría de lectores a los que le puedo interesar. Gracias.
Gracias. Lo miraré. Un saludo.
Pues, pese a todo lo tortuoso y duro que pueda ser el camino, yo prefiero tomármelo como una carrera de fondo o como la subida hacia un pico escarpado, donde, en lo más remoto, habitan las ilusiones que persigo. Y no pretendo dar un petardazo y forrarme vendiendo millones de libros, ni ver mi careto plasmado en los estantes de los centros comerciales (¡eso no, por dios!); yo sólo quiero poder llegar a vivir algún día de hacer lo que me gusta, que es escribir, y mantenerme con ello, que ya es difícil; nada más. Aunque lo mío son los cuentos, y no la novela, desde mi humilde punto de vista, has abordado muy bien las dificultades que plantea escribir y empezar a hacerlo, dificultades que estoy sufriendo ahora mismo en mis propias carnes, y tus palabras han logrado reconfortante ahora que estoy algo bajo de moral, pues tú al final lo has logrado, y eso me demuestra que yo todavía puedo tener una remota, pero que muy remota posibilidad de hacerlo.
Bueno, que me enrollo. Tan sólo mandarte un sincero saludo, y también invitarte a visitar, si no estás harto ya de leerme, por mi humilde blog, donde subo algunos de mis cuentos.
PD: ¡escribir estos tochos desde un móvil es un coñazo!
Jeje, muchas gracias JeremiasWayne. Es un placer que desde esta página podamos servir de ayuda en algo. Se lo comentaré a Aro.
Hola Ezequiel,
hace pocos días tuve la oportunidad de compartir con una veintena de potenciales lectores y otros dos escritores el trabajo que he comenzado a escribir, un proyecto de novela que se titula «El Aprendiz de Amante». Igual que tú comencé a escribir por pasión y por creer que tenía algo interesante que contar y la imaginación necesaria para desarrollarlo. Ahora que he escrito unas 30 páginas de esta novela efectivamente me he dado cuenta de que antes he de pasar por una escuela o por un alma caritativa que me oriente en la estructuración de mi trabajo. Te envío los enlaces a la lectura un tanto dramatizada que hice del primer capítulo para ver qué te parece, si tiene algo de madera que no arda en el primer cañonazo y alguna pincelada de cómo haces tú para estructurar tus novelas. Ahora mismo no me sobran precisamente recursos para pagarme grandes cursos, por lo que intento «mendigar» algún que otro buen consejo. Muchas gracias de antemano por tu ayuda, destrózame este fragmento si tienes tiempo y felicidades por tu blog.
http://www.youtube.com/watch?v=nfjkK0JlIak
Un saludo,
Bettina Ruiz
Gracias, es un honor que confíes hasta este punto. Lamentablemente estoy bastante ocupado, y mira que me gustaría. Pero si lo que necesitas es ayuda profesional, enviame un correo a ezequielteodoro@gmail.com y te puedo vehiculizar hacia quien puede ayudarte. Un saludo.