Diario del Camino. Día 8 y ultima etapa.

LLEGAMOS. Ayer era en realidad nuestra antepenúltima etapa, pero todo cambió en un momento dado de una forma totalmente inesperada. Pero vayamos por parte, la noche anterior os dejamos en Valga, una población a unos 35 km de santiago.

Allí habíamos descubierto al carnicero de Turino, un buen tipo, muy sabio y mi segundo guía espiritual después de la maestra. Por la mañana nos levantamos dispuestos a recorrer 14 km, hasta el albergue de Teo, lo que nos ponía a 21 km de Santiago. La mañana despertó fresca, como si después del sol infernal de la jornada anterior, nos hubieran querido recompensar con un día agradable: un vientecillo que refrescaba nuestros pasos, unas nubes protectoras sobre nuestras cabezas, y un paisaje verde acompañado del rumor perenne del agua. Hicimos la mayor parte de nuestro viaje solos; mi hijo casi a media hora de distancia y en sus cosas, y yo sin prisas rumiando mi futuro o mi presente, que viene ser lo mismo, y adoptando decisiones difíciles: desterrar a personas de mi corazón que ya no debían estar en el, paso complicado pero necesario y en el que mi empeño esta dando sus frutos.

Si una persona quiere la luna o sentarse en un rincon o mirar hacia el mar o disfrutar nuevas y excitantes experiencias, debe ser libre para hacerlo; lo único necesario es su elección y mi alejamiento. Y así recorrí 14 km, largos, duros, luchadores. Gracias por permitirme dar este paso, me decía mientras caminaba. Poco antes de Teo, el milagro se hizo realidad: en un café cualquiera nos encontramos de nuevo a la maestra, compañera en momentos, en muchos, amiga y guía. Hicimos el resto del Camino juntos entre pequeños pueblos, carreteras secundarias y pocos caminos de montaña. Al alcanzar el albergue de Teo, ducha fría: no quedaban camas. Qué hacer? Santiago a 21 km pero nuestros pies se negaban a continuar. Existía alguna posibilidad de dormid en colchones, así que optamos por esperar a la hospedera, que llegaría a las 17.00 horas. Quedaban un par de horas para descansar cuando el carnicero de Turino aparece por la puerta.

Mis dos guías espirituales reunidos, qué ilusión. A partir de ahí todo vino rodado, charla, risas y un animarnos unos a otros hasta decidir continuar hasta Santiago. La etapa mas larga: en total serian 35 km., una pasada. Pero lo hicimos, con enormes cuestas, a veces arrastrandonos, a veces gateando, pero lo hicimos. Al llegar a Santiago la catedral nos esperaba, y nuestros corazones supieron que habíamos llevado a casa. Luego vino la celebración, marisco, albariño, y luego copas, y mas colas, hasta rozar las 4 de la mañana en la calle. Acabamos destrozados y pidiendo asilo en el Seminario Menor, que era donde nos habíamos alojado. La experiencia ha sido única y especial.

Me he sentido en todo momento acompañado por vosotros, rodeado de los míos, que me alentaban también desde sus corazones,  y  apoyado por mis guías, también amigos. Hoy toca misa del peregrino, dar una volta por Santiago, como dice el carnicero Italiano y regresar a casa con nuevas ideas, las alforjas vacías y el pasado enterrado. Gracias a todos los que me habéis seguido en esta aventura, vuestro aliento nos sirvió de sostén en los momentos mas duros. Ahora solo queda aplicad lo experimentado en uno mismo en la rutina diaria y decir adiós a cosas y personas que ya no forman parte de este nuevo yo. Un abrazo a todos desde Santiago.

Ah, una cosa mas: estos días muchos se habrán hecho fotos en la playa, en piscinas, fotos de recuerdo, fotos alegres, algunas incluso sexis, fotos para enseñar a los amigos, fotos para mostrar solo a un amigo, etc, nosotros también hicimos las nuestras. En unos días las subiré al Facebook, para que las disfrutéis.